LA BAÑEZA - GUÍA DE TURISMO 2019

19 la zona en 1812 dejando tras de sí unos años que causaron tremendas destrucciones en la comarca. A finales del siglo XIX se inicia la transforma- ción de la base económica tradicional y del plano urbano, con un crecimiento periférico que coincide con la concesión real del título de ciudad (1895). La inauguración de la estación del ferro- carril Plasencia-Astorga (1896) será el hecho más estimulante y renovador en la vida de la ciudad, que comenzará a abrirse camino ha- cia la vía, rellenando parte del espacio agra- rio existente entre el Barrio de Labradores y el ferrocarril con almacenes, fondas, fábri- cas, talleres y viviendas, algunos de los cua- les han llegado hasta nuestros días. Todo ello supuso un cambio significativo para la ciudad, pues la burguesía mercantil y fabril que se forma, sabrá aprovechar muy bien la coyuntura favorable que, para los productos del campo, depara la Primera Guerra Mun- dial. Algunos edificios de factura modernista nos recuerdan aquellos años de crecimiento y renovación. A la diversificación funcional se sumará en los años treinta la instalación de la Azu- carera como nuevo acicate económico y demográfico, no sólo para la ciudad, que ampliará también hacia allí su casco urba- no en el transcurso de los años, sino para la comarca, que suministrará la materia prima: la remolacha. Medio siglo después, el plano de la ciudad invierte su crecimiento, a raíz del desvío y cir- cunvalación de la carretera Nacional VI (Ma- drid-Coruña). Desde entonces el núcleo se estira hacia las tierras bajas de la vega. La Bañeza nos muestra así una morfología urbana poco compacta y dispersa, puesto que cuenta con dos centros históricos y ori- ginarios: El Salvador, donde se conservan las huellas de su pasado más remoto en el ábsi- de de su iglesia, y Santa María o Plaza Mayor, donde se cimentaron las raíces mercantiles de la villa. LA BAÑEZA

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